August 12, 2023, by Cuba Research Forum

La oligarquía bayamesa en vísperas del estallido revolucionario, 1855-1866

Resumen: La oligarquía bayamesa en vísperas de 1868. Summary: The Bayamese oligarchy on the eve of 1868.

La historiografía en sus últimas aportaciones,(1) reafirma criterios que señalan a los oligarcas bayameses en la década anterior al estallido independentista “escasos de recursos”, en “crisis”, carentes “de numerario”, en estado de “debilidad y postración”, y para su confirmación citan cartas e informes originales. La presente investigación ofrece un panorama de las economías personales y familiares de un conjunto de bayameses -participantes o no del alzamiento de 1868- que tiene como base los Protocolos notariales. Esta fuente de información seriada muestra una sociedad emprendedora, donde se materializan proyectos beneficiosos, y se fomentan las fortunas más notables de esta etapa colonial en Bayamo.

Diversas eran las vías a través de las cuales la sociedad bayamesa se nutría de dinero. La inversión en otros espacios geográficos, principalmente plantacionista, permitía acrecentar las ganancias obtenidas en Bayamo. El patricio Francisco Vicente Aguilera adquiere 40 caballerías de tierra, pro indiviso, de la posesión Marcos Sánchez con sus hijuelos La Lima y San Fernando, situada en el partido de Tiguabos,(2) jurisdicción de Guantánamo. El delegado de marina don Pedro Yero, funda con sus primos don Eduardo del Castillo y Abal y don Francisco Pérez, la sociedad mercantil “Castillo, Yero y Compañía” en Manzanillo.(3)

El abogado Esteban Estrada(4) entrega poder a los habaneros Pedro y Manuel Fernández de Castro para que a su nombre represente a sus menores hijos, en las acciones que les ha comprado en el ferrocarril de Cienfuegos, en el del oeste, y en la Compañía Cubana de alumbrado de Gas, y recauden los jornales y se entiendan en toda relación con los esclavos que mantiene arrendados en la empresa cienfueguera.(5)

También los inmigrantes ingresaban dinero por propiedades que mantenían en otras regiones. El madrileño radicado en Bayamo Mariano Duján, entrega poder al cardenense Cosme Sanz para que represente sus derechos en la Sociedad Progreso de Cárdenas. En la misma situación está el alcalde mayor Francisco de Escosura, que autoriza al habanero Francisco Rivacoba para que a su nombre cobrara y percibiera los dividendos de las acciones de la compañía Alianza, unos 4,000.00 escudos.(6)

La adquisición de maderas por sociedades foráneas aporta dinero significativo a la economía.(7) Los montes se valorizan. El 4 de agosto de 1860 Jesús Gamboa contrata a Ramírez y Oro toda la caoba y cedro que están en los montes de su propiedad, a cambio de lo cual recibe 20,000.00 pesos.(8) El propietario se compromete a colocarla madera a su costo en los embarcaderos de Jobabo y Cholongo, y recibe un adelanto de 12,000.00 pesos, los restantes 8,000.00 los tendría en el término de tres meses.

Los bienes patrimoniales aumentaban después de establecida una unión conyugal. La bayamesa María del Rosario Almeida contrajo matrimonio con Manuel Alcantud y fue muy poco lo que introdujeron; ella una yegua, y él un caballo de mancha, sin embargo su testamento muestra un crecimiento de la economía doméstica.(9) Los esposos José Pérez y Francisca Soto inician su relación conyugal con una estancia de media caballería, una yunta de bueyes, una vaca parida y tres caballos, pero cuando contaron con dinero suficiente fundaron un trapiche, sembraron dos cañaverales y otros frutos “que en ella existen”.(10)

En otros casos, después de establecida la unión conyugal es que acceden a bienes patrimoniales. Reconocen Francisco Pérez y Francisca Oliva que “no aportamos cosa alguna ni uno ni otro”, pero en los finales de sus vidas declaran tener las haciendas Candelaria, con 45 pesos, cinco reales de posesión libres en el fundo Gutiérrez, el Hatico, con 50 pesos de posesión libres en el fundo común de Gutiérrez, con sus corrales y demás aderezos, así como El Caney y las estancias La Vega, La Concha, Campo Santo, El Potrero, Santa Rita, La Roca, Los Dolores, El Yamagual, El Miércoles, El Dagame, Santa Mercedes, El Espino y La Guinea.(11)

En un codicilo Juan Francisco Llorente explica que sus bienes(12) “se los ha proporcionado con su industria y trabajo personal, ayudado de su esposa doña Gregoria Margarita Blanco, a quien en justicia y por tal razón corresponde la mitad de todo ellos”.(13) El propietario no explica qué tipo de trabajo desarrolló, lo significativo es señalar que el favorable movimiento económico que existía en la jurisdicción permitió que un hombre que no nace en cuna de oro adquiriese bienes que lo sacan de la pobreza.

El florecimiento de las actividades comerciales permitió la acumulación de dinero en los propietarios y sus asalariados. En el establecimiento comercial de don Jaime Castells ejercía como dependiente don Miguel Abascal; en virtud de los salarios devengados a este le debían 2,300.06 pesos, que se liquidarían en dos plazos, uno en el mes de agosto y el resto en diciembre.(14)

Los inmigrantes a través de la fundación de sociedades comerciales inyectaron dinero fresco a la economía bayamesa. El catalán José Feliú y la bayamesa Francisca Soto establecieron una de ellas con 92,001.00 pesos, para fomentar el ingenio Jiguero, los potreros Vista Hermosa y Los Berros en El Dátil y el demolido ingenio San Juan del Callao en la jurisdicción de Santiago de Cuba.(15) Cada socio aportó 46,000.50 pesos. La Soto, para alcanzar su cuota recibió de Feliú un préstamo de 23,000.20 pesos, y el resto lo introdujo en el valor de los esclavos y “la mayor parte en dinero efectivo”.(16) Esta empresa reportó resultados positivos, Francisca Soto liquida sus adeudos a Feliú en 1863 y con las ganancias acumuladas compra en 1865 a Jaime Hill y Compañía el potrero San José de Cautillo en 17,400.18 pesos.(17)

Las inversiones que realizaban las sociedades comerciales se resarcían con celeridad, porque comercializaban productos de alta demanda y, además, operaban en espacios regionales. En 1858 se funda Catalán, Grau y Compañía, donde figuraba como comanditaria Isabel Odoardo con 3,000.00 pesos; al año solicita su separación y al hacerse balance su capital totalizaba 8,000.00 pesos, representando un beneficio de 5,000.00 pesos.(18)

La oligarquía solicitó créditos para sus emprendimientos, lo que revelaba, en todo caso, un espíritu de avanzada, en acuerdo con la creencia capitalista de que el financiamiento en base a la obtención de préstamos tiende a agilizar la circulación monetaria. Obtuvo Jesús Gamboa de la sociedad Jacas y Almirall 7,245.00 pesos para “regularizar, fomentar y conservar sus intereses”.(19) Por su parte Manuel Villarreal solicitó 500.00 pesos a Juan Antonio Téllez para “mejorar o refaccionar una finca de su pertenencia nombrada San Rafael ubicada en el partido de Baire, con cinco caballerías de tierra”.(20)

El cumplimiento en fecha de los adeudos daba credibilidad y permitía nuevos préstamos. La sociedad Ramírez y Oro prestó a Esteban Tamayo Valdoquín 1,000.00 pesos “sin premio ni interés alguno” a liquidar en junio de en 1856, como este lo hizo. Al año siguiente obtuvo otro préstamo que duplicaba la cifra del primero(21) y fue liquidado el 16 de agosto de 1860.

Los solicitantes de créditos contaban con medios financieros o bienes raíces para pagar las deudas que contraían y en ningún momento la oligarquía aparenta estar en quiebra.(22) Carece de fundamento la aseveración de que la oligarquía pedía dinero sin tener conque pagar; los prestamistas contaban con un marco jurídico que impedía cualquier evasión y en el valle del Cauto regían las mismas normas que en el resto de la Isla. La entrega de un empréstito llevaba aparejado una hipoteca, y la firma de una escritura de débito.(23) La sociedad Ramírez y Oro entregó a Juan Milanés 2,025.80 pesos, quien se comprometió “de su espontánea voluntad” a abonar en el término de un año y “a responsabilidad del débito hipoteca señaladamente el potrero nombrado Cholongo con las estancias de su propiedad denominadas Santa Isabel, San Vicente, San Pedro, Cholonguito, Boca del Salado y la que habita Francisco Rojas situadas en el partido de Cauto Embarcadero y fundadas en cien pesos de posesión libres de la común de Cauto abajo”.(24)

Los endeudados exigían en su testamento a los herederos cumplir con el abono, tomando para ello parte de lo legado. La parca se llevó a Andrés Ramírez, y Gertrudis Pabón, como albacea y mantenedora de sus bienes, vendió “desde ahora y para siempre a Don Jayme Castells de este domicilio, con el objeto de pagar ciertas deudas de aquel y subvenir a otras exigencias puramente de su encargo, la casa número treinta y uno situada en la calle de San Pedro Mártir”.(25)

El monto de los créditos se calculaba meticulosamente, para evitar que sobrepasara el valor de los bienes. Las deudas que dejó María del Rosario Gómez ascendían a 3,968.00 pesos, y las ganancias comunes del matrimonio eran de 18,887.26 pesos.(26) Los documentos desmienten que la oligarquía bayamesa gastaba “más de lo que tenía”.

La sociedad comercial Ramírez y Oro, radicada en Manzanillo, jugó un papel principal en el crecimiento económico de la jurisdicción bayamesa; compraron madera y financiaron el fomento de fincas ganaderas e ingenios azucareros. Las mayores inversiones que realizó Francisco Vicente Aguilera fueron sustentadas con capital aportado por esta entidad. Se ha querido ver en estos empréstitos un signo de su “ruina” económica, pero lo cierto es que Aguilera estaba en condiciones financieras de efectuar su liquidación en el caso de verse apremiado en vísperas del alzamiento independentista. Un análisis del valor de venta de sus fincas e industrias indica que hubiera podido saldar la cuenta sin dificultad.(27)

El abogado Ramón Céspedes Barrero(28) estuvo en apremio. Debía a su cuñada Peregrina Fornaris 4.350.00 pesos, deuda que liquidó con reses;(29) a su hermano Miguel de Céspedes 3,300.00 pesos, a Carlos Fornaris de 2,500.00 y a Ángel Antúnez de 2,800.00 pesos “cuyas cantidades estos tres individuos por su relación de parentesco y amistad, se las prestaron sin intereses para fomento y refracción de sus haciendas, en particular el potrero y establecimientos de Arcos”.(30) A los tres pidió moratoria porque tenía “contraído empeños de más apuro”, se elaboró escritura e hipotecó su casa en la calle Santo Domingo y otra contigua.

A sus hijos Céspedes Barrero tenía que entregarles 9,260.00 pesos por la testamentaría de su esposa fallecida Juana Evangelista Fornaris, y les pagó con reses. Al final quedó debiendo 9.050,00 pesos. Una permuta de terrenos con su hijo Ramón Céspedes y Fornaris y la liquidación de un empréstito le reportaron dinero para liquidarle en vísperas del estallido independentista en 1868.(31)

En toda la documentación revisada solo Ramón Céspedes Barrero argumenta “carecer de numerario”. Evade liquidar un endeudamiento de 12,950.00 pesos que tiene “en los tiempos”, pero presta “gratuitamente” a Francisco Sánchez Perdomo 10,000.00 pesos.(32) Es poco probable sin embargo que en este caso hubiese utilizado el total de su fortuna hasta quedarse sin un centavo en el bolsillo, una hipótesis que no se aviene con la lógica ni con la propia personalidad emprendedora del referenciado.

La oligarquía encubre la posesión de dinero; prioriza el cobro y pago con tierras y animales cuando se lo permite la coyuntura. Debía Ramón Céspedes Fornaris 22,000.00 pesos a Manuel Ramírez Infante y le paga con “los productos líquidos del ganado vacuno que desde el presente año se ha de introducir en el potrero Arcos y en los sucesivos años hasta la completa amortización […] que en retribución […] participará de la tercera parte de las utilidades netas; de suerte que con las otras dos terceras partes que le han de corresponder al primer exponente, ha de contribuir en un orden sucesivo los veinte y dos mil escudos del crédito del segundo”.(33) Esta aptitud demuestra que la sociedad estaba en proceso de transición, coexistían relaciones mercantiles con reminiscencias feudales, tal como el pago en especie.

El dinero se dedica a la inversión en la agricultura y la industria.(34) Un protocolo del año 1865 contiene 47 acciones de compra-venta por un valor de 80,184.81 pesos, y en todos los casos el vendedor “confiesa haber recibido de manos del comprador” el efectivo. La familia de Francisco Vicente Aguilera pone en movimiento su patrimonio, adquiere las haciendas Boquerón, en 7.000,00 pesos(35) y el Jagüey en 35.000,00 pesos.(36) Los recursos financieros en poder de Aguilera le permiten ser benefactor; en 1866 vendió a Jesús Aguilera la finca Jucaibamita en 4,358.00 pesos “sin premio ni interés alguno”, a liquidar dos años después, en noviembre de 1868.(37)

La modernización del ingenio Las Mangas asciende a 56.000,00 pesos y es ejecutado por los hermanos Pedro(38) y Miguel Figueredo Cisneros. Es la primera industria de producir azúcar de caña en la jurisdicción bayamesa movida por máquina de vapor,(39) y sus resultados económicos fueron favorables.

Dolores Calas y Fornaris representaba a su hijo en los 14.000,00 pesos que tiene hipotecados en el ingenio. Hallándose enferma pasa su responsabilidad de tutora y curadora a Matilde Fornaris y expone estar satisfecha “de las cuentas que le ha rendido y demás ilustraciones para poderse conducir, sin tener que hacer en su contra ninguna reclamación, entendiéndose sin perjuicio de los derechos del menor”.(40)

El historiador Santiago Perinal asegura que la prensa española achacó a las deudas que tenía la oligarquía bayamesa y en especial Carlos Manuel de Céspedes la causa del inicio de la conflagración independentista. En sociedades mercantiles, o que van en tránsito, es común que hombres y mujeres emprendedores enfrenten dificultades económicas; ejemplos hay en el valle del Cauto, pero los documentos que recogen la vida económica de Bayamo muestran una oligarquía robusta, osada y transgresora, con la cultura heredada de sus ancestros. Entonces, las causas del estallido hay que buscarlas en otras motivaciones, no en la ruina económica.


Citas y Notas
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1.-Ver por la parte española: Santiago Perinal: Las guerras mambisas, Ediciones Carena, Barcelona, [2015], p. 42, y por la cubana Jorge Ibarra Cuesta: Patria, etnia y nación, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, pp. 42-46 y 75.

2.-Adjudicación de bienes por fallecimiento de los esposos Don Francisco Vicente Aguilera y Tamayo y Doña Ana Kindelán y Sánchez Griñán, Santiago de Cuba, 29 de octubre 1904, Archivo Histórico de Santiago de Cuba, Protocolos Notariales, Escribano Antonio Bravo Correoso, t. XV, f. 7705-7721.

3.-Poder de doña Dña. Ana María Abal y García a favor de D. José Agustín Rodríguez y Requena para que otorgue con D. Eduardo del Castillo y D. Francisco Antonio Perea las escrituras de disolución de la sociedad mercantil “Castillo, Yero y Compañía”, Bayamo, 24 de febrero de 1866, Archivo Histórico de Bayamo (AHB), Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 16.

4.-El arrojo de don Esteban va más allá de lo económico. En octubre de 1868, y en medio de los combates por la toma de la ciudad, se paró delante de los bomberos españoles que defendían la plaza Isabel Segunda y sin más arma que una débil fusta los convidó a que se unieran a las tropas independentistas. Narra Maceo Verdecia en su libro Bayamo que “saltaron los bomberos las trincheras y se unieron al indómito revolucionario”.

5.-Poder de Esteban Estrada a don Pedro y don Manuel Fernández de Castro, Bayamo, 16 de mayo de 1857, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 64v-65.

6.-Poder de don Francisco de la Escosura y Escosura a don Francisco Rivacoba para el cobro de los dividendos de las acciones que posee en la compañía la Alianza, Bayamo, 11 de enero de 1866, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 4v. El escudo, circulante durante un breve lapso, equivalía a 0,50 pesos fuerte.

7.-Es llamativo que en los Protocolos notariales no aparezca transacción de venta de ganado para otras demarcaciones.

8.-Contrato celebrado entre Don Jesús Gamboa y la sociedad Ramírez y Oro, representada por D. Ramón Céspedes Barrero, Bayamo, 4 de agosto de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 94-95.

9.-“[…] cuando mi padre falleció de la testamentaria me cupieron 689 pesos, los que recibió mi esposo […] declaro tener por nuestros bienes la estancia donde vivimos nombrada ingenio vejo del Saltadero compuesta de dos caballerías de tierra propia, una casa de guano embarrada de doce varas de largo, y cinco de ancho con su barbaco, de tablas de palma, ítem con sus ajuares de casas […] tres masas de ingenio de madera con sus cocedores, los frutos de la estancia que son un platanal de cuatrocientas sepas paridos […] un boniatal de quince tareas una tabla de maíz de cincuenta tareas inútil y dos mil matas de yuca agria saca, veinte y cinco tareas de retoño de caña ocho esclavos, siete yuntas de bueyes, ocho vacas de vientres, un novillo, cinco terneros de un año, dos caballos, dos yeguas andadoras y prendas”. Testamento de Doña María del Rosario Almeida, Bayamo, 3 de enero de 1855, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 13-16.

10.-Testamento de Don José Pérez, Bayamo, 29 de junio de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 93.

11.-Testamento de Don Francisco Pérez, Bayamo, febrero de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 33-35.

12.-“[…] colgadizo situado en la calle de la Caridad [y] dos caballerías de tierra en que está fundada la estancia San Francisco, con los animales vacunos y caballares que conserva en ella”.

13.-Codicilo de don Juan Francisco Llorente, Bayamo, 12 de enero de 1863, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 4v y 5.

14.-Testamento de Don Miguel Abascal, Bayamo, 1 de febrero de 1862, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 13. Con este dinero D. Miguel podía abandonar su condición de empleado y convertirse en propietario de un terreno, según los precios que regían. Se encontraba “enfermo en cama de accidente corporal”, y era poco probable que se dedicara a realizar operaciones comerciales, pero su ejemplo demuestra las posibilidades que se abrían para una persona que contara con esa cantidad de dinero: “parecieron: D. José Tamayo y Lcdo. D. Esteban Estrada: que el primero vende realmente y con efecto desde ahora y para siempre al segundo su potrero “Belén de la Cañada”, situado en el partido del Dátil con cuatrocientos cincuenta pesos de posesión del hato común de Guanarubí, cincuenta libres y cuatrocientos atributados […] todo por la cantidad de dos mil quinientos pesos, de que el comprador satisfizo […] confiesa el vendedor tener recibidos del comprador los indicados dos mil quinientos pesos en numerario efectivo a su satisfacción”. Venta de un potrero por D. José Tamayo a D. Esteban Estrada, Bayamo, 20 de noviembre de 1862, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 155.

15.-Escritura de la sociedad particular colectiva Feliú y Soto, Bayamo, 26 de marzo de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 45v.

16.-Débito de Doña Francisca Soto, Bayamo, 22 de abril de 1861, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 136-136v.

17.-“[…] con sus fundos, cuarenta y una caballerías de tierra y tres cuartas partes de otra, partes cultivadas y partes montuosas, en las cuales está ubicada dicha finca, con tres negros correspondientes a ellas nombrados Marcelino, Lucas y Silvestre: sus utensilios que allí conserva la expresada Sociedad, cinco estancias que le son anexas y cualesquiera otros frutos que en la misma existan”. Escritura de compra de terrenos por Doña Francisca Soto, Bayamo, 19 de enero de 1865, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 6 y 6v.

18.-Venta de parte de compañía por Doña Isabel Odoardo, Bayamo, 10 de enero de 1859, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 6v.

19.-Débito de Don Juan Gamboa, Bayamo, 22 de enero de 1858, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 16v.

20.-Débito de Don Manuel Villarreal, Bayamo, 23 de enero de 1863, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 8v.

21.-Débito de Don Esteban Tamayo Valdoquín, Bayamo, 30 de junio de 1857, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 85-85v.

22.-Quien más insistió que la oligarquía bayamesa estaba en quiebra y por eso se lanzó a la guerra fue el coronel Dionisio Novel e Ibáñez, jefe de las tropas militares acantonadas en Bayamo y firmante de la capitulación en octubre de 1868: “Así que cuando los hombres de reconocida probidad en el país hablaban de los jefes de la rebelión decían unánimes que, muy poco podía esperarse de hombres que todos llevaban braguero, con lo que significaban que todos ellos estaban en quiebra”. Dionisio Novel e Ibáñez: Memoria de los sucesos ocurridos en la insurrección que estalló en la ciudad de Bayamo en octubre de 1868, Ed. Impr. de la Vda. de Puchol, Granada, 1872, p. 50.

23.-Este documento era esencial para ejercer el cobro. El 8 de diciembre de 1840, D. Rafael Guerra recibió un préstamo de 2,047.07 reales, y no será liquidada por su heredera Dña. Dolores Suárez hasta 1860, cuando D. Ignacio “confiesa haber recibido en plata efectiva moneda corriente a su satisfacción y por lo que otorga esta escritura”. Liquidación de deuda a D. Ignacio Sánchez, Bayamo, 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 73.

24.-Débito de Don Juan Milanés, Bayamo, 6 de diciembre de 1859, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 194.

25.-Venta de colgadizo por Doña Gertrudis Pabón, Bayamo, 15 de enero de 1857, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 8.

26.-Cuenta divisoria formada de los bienes que quedan por fallecimiento de Dña. María del Rosario Gómez, Bayamo, 15 de diciembre de 1863, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 157-166. La fortuna común era de 20,175.76 pesos. La Cuenta divisoria de los bienes que quedaron por fallecimiento de Dña. María del Rosario Gómez con vista de su testamento solo tomó para su distribución las gananciales obtenidas después de casados. (18.887,26) El esposo separó 1,288.50 pesos que aportó al matrimonio.

27.-Carlos Manuel de Céspedes poseía recursos para liquidar sus adeudos de $175 050,67 escudos con la casa comercial Venecia, Rodríguez y Cía. [Es importante señalar que Céspedes hace años no vivía en Bayamo; sino, en Manzanillo donde ocurre el levantamiento armado. Nota del Editor} y Eduardo del Castillo, su fortuna ascendía a 700,000 escudos; por su parte Aguilera debía 597 551.905 escudos y su fortuna era de 2 766 093.152 escudos. Ludín B. Fonseca García: José Joaquín Palma. Poesía, epistolario y ensayo, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2011, p. 222 y Ludín B. Fonseca García: Francisco Vicente Aguilera. Proyectos modernizadores del Valle del Cauto, Ediciones Bayamo, Bayamo, 2009, pp. 27 y 41.

28.-Uno de los fundadores del Comité Revolucionario de Bayamo.

29.-“[…] han convenido que se abonen en esta forma: tres mil novecientos pesos en trescientas cabezas de ganado vacuno de un año arriba del hato de Jíbaro de donde los deberá extraer en todo el mes de agosto o septiembre del corriente año, a razón de trece pesos una; y el resto y los réditos atrasados de todo el principal cuando practiquen su liquidación cuyo saldo será satisfecho en efectivo, o según lo convengan en su día […] y en cuanto al saldo pendiente se extenderá a Doña Peregrina acreedora escritura desde el tiempo a que se remonta su débito”. Débito de Don Ramón Céspedes Fornaris, Bayamo, 25 de enero de 1865, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 10 y 11.

30.-Débito de Don Ramón Céspedes Fornaris, Bayamo, 2 de mayo de 1865, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, f. 44.

31.-Ramón de Céspedes y Barrero es uno de los fundadores del Comité Revolucionario de Bayamo. El potrero Arcos con la dotación de esclavos fue valorado en 16.000,00 pesos y la hacienda Cayo-grande en 9,000.00 pesos; recibió como compensación 7,000.00 pesos. Permuta de terrenos entre don Ramón de Céspedes y Borrero y don Ramón de Céspedes y Fornaris, Bayamo, 8 de agosto de 1866, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 86 y 86v. Ver además Archivo Nacional de Cuba: Fondo de Bienes Embargados, legajo 13, exp. 19 y legajo 70, exp. 4.

32.-Débito de Don Francisco Sánchez Perdomo, Bayamo, 28 de febrero de 1866, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 30 y 31v.

33.-Débito de Don Ramón de Céspedes y Fornaris, Bayamo, 9 de agosto de 1866, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 88 y 88v.

34.-Otros bayameses también tenían una favorable situación financiera. Algunos jugarán un rol significativo después del estallido independentista: Don Jorge Carlos Milanés, (Gobernador militar del Gobierno provisional de Céspedes en Bayamo) compra en 1863 la hacienda Ingenio viejo de Casibacoa, en 3,000.00 pesos; Don Joaquín Acosta, (Gobernador político del Gobierno provisional de Céspedes en Bayamo y quien decide la quema de la ciudad para no entregarla intacta al conde Valmaseda) compra en 1865 trescientos pesos de posesión libres en la común de Cauto abajo, en 500.00 pesos y recibe en la misma fecha de su esposa doña Juana Figueredo Estrada el quinto de sus bienes; y Don Fernando Fornaris Céspedes, (Regidor del Gobierno provisional de Céspedes en Bayamo) liquida al Dr. Diego José Baptista (Vicario eclesiástico del Gobierno provisional de Céspedes en Bayamo) la cantidad de 1,400 pesos. Ver: Protocolos notariales, año 1863, ff. 6v, 95v y 96 y año 1865, ff. 18v, 19 y 95v y 96.

35.-“[…] con cuatrocientos pesos de posesión atributados a favor de la fiesta del Santísimo Corazón de Jesús con todos sus animales vacunos y caballares que mantiene, establecimientos, montes, saos, sabanas, aguadas, abrevaderos y cuanto de entrada y salida hubiera tenido sus anteriores”. Escritura de compra de terrenos por Don Francisco Vicente Aguilera a nombre de su madre Doña. Juana Tamayo e Infante, Bayamo, 8 de noviembre de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, ff. 117 y 118.

36.-“[…] con sus sitios San José, La Cuba, El Mamey y estancias accesorias y el Arriero con su sitio San Antonio y estancias correspondientes ubicadas en el partido de Cauto Embarcadero y Cabaniguán […] incluyendo en dicha venta los animales vacunos, caballares y cerdosos que hacen las dotaciones de dichas haciendas y accesorios”. Escritura de compra de terrenos por Don Francisco Vicente Aguilera, Bayamo, 11 de mayo de 1860, AHB, Protocolos notariales, Escribano Pedro Acosta, f. 67.

37.-Escritura de compra de terrenos por Don Jesús Aguilera, Bayamo, 24 de diciembre de 1866, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 136-136v.

38.-El día antes de ser fusilado en Santiago de Cuba por los españoles, el autor del himno nacional de Cuba redactó su testamento: “Declaro que durante el matrimonio adquirí en sociedad con mi hermano D. Miguel el Ingenio “Las Mangas”, situado en la jurisdicción de Bayamo y rematamos en la testamentaria de nuestro padre D. Ángel Figueredo, debiendo aclarar que la parte que yo represento en dicho remate entonces eran veinte y ocho mil pesos correspondientes a mis hijos, en esta forma: catorce mil que heredaron de su tía, mi hermana Dña. María de Jesús Figueredo y los otros catorce mil pesos que en nombre de los mismos mis hijos afronté para la adqui­sición de la finca; y que mi hermano el dicho D. Miguel representaba igual cantidad de veinte y ocho mil pesos, según todo consta en el expediente instruido sobre el remate de la expresada finca. Y además introduje en ella en efectivo para su mejor fomento la cantidad de trece mil pesos, que es el único capital que me corresponde”. José Maceo Verdecia: Bayamo, pról. Regino E. Boti, 5ta. ed. anotada e introducción por Ludín B. Fonseca García, col. Proyecto Memoria, ilus., Ed. Bayamo, Bayamo, 2015, p. 392.

39.-Jacobo de la Pezuela: Diccionario geográfico, estadístico, histórico de la Isla de Cuba, t. 1, Imprenta del Establecimiento de Mellado, Madrid, 1863, p. 157.

40.-Hipoteca en el ingenio Mangas, Bayamo, 3 de noviembre de 1865, AHB, Protocolos notariales, Escribano José María Cardona, ff. 101-102v.

 

 

Ludín Bernardo Fonseca García (Bayamo, M.N., 1968). Licenciado en Historia por la Universidad de Oriente y Máster en Historia Regional y Local, Instituto de Historia de Cuba. Investigador y Profesor Auxiliar. Tiene publicado entre otros los libros: Bayamo en la modernidad. Cementerios y enterramientos (2005), Francisco Salgado y el Espiritismo de cordón en Cuba (2015), Francisco Vicente Aguilera. Proyectos modernizadores en el valle del Cauto, (2019), Aguilera/Aldama. Papeles para entender un rompimiento (2019), Las familias de Bayamo Siglos XVI-XX (2021) y Francisco Vicente Aguilera. Correspondencia 1873-1877 (2021). Ha realizado las ediciones anotadas entre otros libros de Bayamo (2009), Cuatro Siglos de Historia de Bayamo (2010), Crónica y tradiciones de S. Salvador de Bayamo (2011), Las familias de Bayamo 1512-1775 (2012), Bayamo. Toma, posesión y quema 1868-1869 (2013) y La raza triste (2016). Ha merecido los premios La Filarmónica (2006), José Maceo Verdecia (2010), Moneda del Año Internacional de la Paz (2010), Escudo de la Ciudad de Bayamo (2011), Bayamo (2012), Premio Al Mérito Literario José Joaquín Palma (2018), Distinción por la Cultura Nacional (2019) e Hijo Ilustre de la provincia Granma (2019). Es miembro de la UNEAC y Miembro Correspondiente de la Academia de Historia de Cuba. Es Historiador de la Ciudad de Bayamo.

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