March 7, 2024, by Cuba Research Forum

Mercedita y Calixto García: los últimos días del general mambí.

Resumen: Calixto García, su familia y los sacrificios por la independencia.// Summary: Calixto García, his family and the sacrifices by the independence.

Calixto García Iñiguez, uno de los principales líderes del movimiento independentista cubano, vivió en España, primero como prisionero luego de ser capturado, tras intentarse suicidar en septiembre de 1874. Fue liberado en 1878 al concluir la primera guerra de los 10 años en Cuba.

En 1880 al caer prisionero durante la llamada Guerra Chiquita fue deportado a España. Su esposa, Isabel Vélez Cabrera, con los hijos se trasladó a ese país. El general se adaptó a la vida en Madrid, donde estableció su residencia, incluso la familia se incrementó. El 30 de enero de 1883 nació Mercedes de la Concepción y el 15 de abril de 1884 María Herminia.

En la capital de la península residió con su familia hasta el inicio de la contienda de 1895 que se fue a Francia y de allí a Estados Unidos. En marzo de 1896 desembarcó al frente de una expedición por las costas del oriente cubano. Calixto fue designado jefe del departamento oriental y a la muerte de Antonio Maceo ocupó el cargo que éste desempeñaba de lugarteniente general del Ejército Libertador.

Toda la familia se puso en función de la independencia. Los hijos varones en edad de combatir se incorporaron a la guerra. Isabel con las dos hijas menores y Carlos, muy joven para marchar a Cuba, se establecieron en New York. La hija mayor, casada con un estomatólogo estadounidense y establecido en España, marchó a Francia y se sumó a la campaña de apoyo a la guerra de Cuba.

Calixto era un hombre de éxito, de gran capacidad y valor; pero su vida familiar estuvo rodeada de tragedias menos conocidas. La muerte rondaba el hogar y la familia. El primer golpe fue terrible. Su hijo mayor, Calixto, que se encontraba en Cuba, el día 14 de diciembre de 1887 en la casa número 76 de la calle Oficio, en La Habana, mató a su esposa y luego se suicidó.(1) El fiel amigo, Félix Figueredo se encargó de los funerales del desdichado joven. La segunda tragedia fue la enfermedad de su hija Mercedes de la Concepción. La pequeña padecía de tuberculosis una enfermedad bastante frecuente en la época y que las más de las veces era incurable. En los últimos meses de 1898 hizo crisis el terrible mal.

Con el fin de la guerra en agosto de 1898 la esperanza de Isabel de reunirse con el esposo se hizo una realidad. Muchos cubanos qué tenían su familia en los Estados Unidos fueron a verlas a penas se enteraron de la firma de la paz. Isabel que no había comprendido la nueva batalla que tendrían que liberar los cubanos para obtener el reconocimiento de la independencia de la isla por los Estados Unidos, reclamaba la presencia del esposo junto al lecho de la hija moribunda. Era imposible por su delicado estado trasladarla a Cuba.

El día 25 de octubre de 1898 le escribió al esposo: “[…] hace falta que veas a tu pobre hija antes de ir a ningún lugar. Ella anhela verte y se pone triste cuando oye decir que no podías venir y hasta dice “Papá no hace caso, ay de mi, ni quiere verme[…].(2)

Pero Calixto no va al encuentro de la hija moribunda. Otra carta llega de Isabel al campamento de Calixto, dirigida a su hijo Justo: “Mercedes siempre enfermita y extremadamente delicada, es un cadáver. Solo tiene ojos muy grandes y amor intensísimo por sus hermanos y su padre a quienes, desea ver a su lado”.(3)

Pero no hay respuesta del sufrido padre. No podía alejarse de Cuba en aquellos momentos difíciles. En carta a la esposa y los hijos les dice: “Mi alma está destruida. Mi pobre Mercedes, la única esperanza de mi hogar, se me muere. En medio de tantas fiestas solo tengo ganas de llorar y huir de la multitud con mi hijita para ver si la salvo, pues sin ella la vida me vale muy poco. ¡Para qué he trabajado y he sufrido tanto! Si mi única hija ni siquiera podrá llegar a la tierra por la que he luchado tanto para que descanse allí para siempre.”(4)

Solo se trasladó a Estados Unidos cuando recibió una misión de la Asamblea de Representantes constituida al terminar la guerra para intentar lograr que los Estados Unidos la reconocieran. En Nueva York apenas pudo estar cinco días al lado de la enferma. Marcha de inmediato a Washington a cumplir su deber.

El día 11 de diciembre Calixto, enfermó de pulmonía, falleció en un hotel de la capital estadounidense. Isabel que atendía a Mercedita no puede estar junto a él. Pocos días después Carlos García Vélez junto a su madre veía fallecer a Mercedita el 27 de diciembre de 1898.

“[…] agonizante estaba cuando llegué al pie de su lecho pero tuvo aliento para sonreírse y besarme preguntándome como era que papá no había venido también, la conforté asegurándole que pronto estaría con él, pocos minutos después expiró sin apenas un movimiento convulsivo.”(5)

Era la última prueba de fidelidad a la patria del viejo veterano. En el 68, el 80 y el 95 abandonó a su familia para marchar al campo de la revolución, arrastrando además en la última contienda, a todos sus hijos en edad de combatir. Ahora la incertidumbre por el futuro de Cuba lo haría recurrir a cerrar los ojos ante la pequeña moribunda. Tal parecía que la felicidad familiar de los García Vélez había sido entregada por siempre al fuego con el que se iría fomentando la nueva nacionalidad.

Isabel Vélez Cabrera nunca reclamó nada material ni espiritual por su vida desdichada. Ni siquiera solicitó un espacio en las páginas de la historia de las guerras de independencia. Falleció el 9 de agosto de 1916 en La Habana, olvidada por todos. Nunca buscó fanfarria ni gloria, vivió y murió en el silencio de los convencidos.

NOTAS

1.-Juan José Casasús: Calixto García, El Estratega, Oficina del Historiador de la ciudad, La Habana, 1962. pp. 132-133
2.-Centro de Información de las Guerras de Independencia, Museo Casa Natal de Calixto García. Holguín.
3.-Ídem.
4.-Nicolás de la Peña Rubio, Así fue Calixto, el Mayor General, editorial La Mezquita, Holguín, 2012 p. 32
5.-Archivo Nacional de Cuba, Donativos y Remisiones, fuera de caja, 123-A.

 

José Miguel Abreu Cardet, Holguín, Cuba, 1951. Graduado de la Universidad de La Habana en 1975. Autor de numerosos libros y artículos sobre historia de Cuba y República Dominicana entre los que se encuentran: La gran indignación Santiago de los Caballeros 24 de febrero de 1863, Archivo General de la Nación, Republica Dominicana, 2015. Apuntes sobre el integrismo (Cuba 1868 1878), Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2012. Los senderos de la pasión: otra visión del 68, Editorial Holguín, 2010. El alzamiento de Neiba: Acontecimientos y documentos (febrero de 1863) Archivo General de la Nación, Santo Domingo, República Dominicana, 2012. Introducción a las armas. La guerra de 1868 en Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005. Las Fronteras de la Guerra: mujeres, soldados y regionalismo en el 68, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2007. Es miembro de la UNEAC y de la Academia de la Historia de Cuba.

 

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