October 9, 2022, by Cuba Research Forum

De las poblaciones fundadas en la Fernandina-Cuba(1)

Resumen: Las primeras villas fundadas en Cuba.// Summary: The first villas founded in Cuba.

La conquista y colonización de la occidental isla vecina de la Española será encargada por su virrey Diego Colón al capitán y encomendero Diego Velázquez de Cuéllar. Comenzó con la fundación de la Asunción de Baracoa, a inicios de 1511, y Fernando el Católico lo nombrará alcalde y tenedor de su fortaleza dos años después.(2) Pronto se percató el lugarteniente Velázquez de que aquella plaza no tenía las condiciones para la expansión colonizadora en la Fernandina y, mucho menos, para sus planes de conquista continental.

En la correspondencia al monarca del transcurso de 1513-1514 –recogida por Juan Bautista Muñoz— el castellano de Cuéllar expone la creación de otras poblaciones: San Salvador, la Santísima Trinidad, Sancti Spíritus todas a lo largo de la costa sur, porque su obsesión era “un puerto a propósito para la navegación de la española y tierra firme”;(3) habla de la existencia de otros pueblos –como el de Mançanilla (legua y media del río Tabaya) y el de Yucayo (dos leguas adelante ribera del río Caonao)(4)— en los cuales residían naturales con sus caciques.

Mientras Velázquez regresaba a la Asunción de Baracoa, “único pueblo de españoles”,(5) su segundo, Pánfilo de Narváez prosigue la colonización en las provincias indias de Camagüey y de La Habana. En aras de fortalecer su autoridad sobre el archipiélago cubano afirma: “Para acabar de saber los secretos de la isla envié un bergantín a boxarlo muy bien proveido en la Asunción con marineros de vecinos, i se partió del rio de Sagua 20 legua debajo de la Villa en la costa del Norte.”(6) De manera que, luego de numerosas ambigüedades respecto al curso de la colonización en las dos relaciones al rey, manifiesta que ya tiene el control de Cuba.

Santa María del Puerto del Príncipe parece haber surgido con gran esfuerzo castrense, y San Cristóbal –donde quiera que estuviera en la costa sur— se muestra como campamento militar. Las huestes castellanas ejercen su poder para garantizar la paz y el privilegio del Adelantado. Según Jacobo de la Pezuela, la fundación de estos pueblos solo se conoce por la información proporcionada por Bartolomé de las Casas, quien acompañaba a Narváez, porque ni en el Archivo General de Indias, ni en la Colección Muñoz, aparece correspondencia alguna de Velázquez donde se hable sobre ellos de manera directa.(7)

En la relación de Diego Velázquez al monarca del 1º. de agosto de 1515, Santiago de Cuba ya está fundada, con la consideración de ser la principal de la colonización en la Fernandina ¿Fueron éstas las únicas poblaciones que se levantaron en el transcurso de la primera etapa de la conquista? Hubo exploradores que, desde la época del bojeo por Sebastián de Ocampo, habían permanecido en la Mayor de las Antillas y muchos residentes en la Española y Jamaica serían atraídos a ella para establecerse y probar fortuna, así que bien pudieron aparecer poblaciones al margen de la actuación oficial del Adelantado. Los pueblos se suponían fundados cuando se componían mayormente de aborígenes y unos pocos castellanos que dominaban la región en torno. En la propia carta de mediados de 1515, el colonizador dice que “En la Ysla hai siete Iglesias”, no refiere que hubieran siete villas.(8)

La Asunción de Baracoa había sido titulada ciudad y finalmente también Santiago de Cuba. Observamos pues, tres categoría de los espacios ocupados según los moradores y el tipo de interés del colonizador: población, villa y ciudad.

Como es bien sabido, el siete representa un número mágico que alude a culminación segura de un conjunto único.(9) Bien pudo suceder que hubiera pueblos susceptibles de adquirir prestancia de villas, aún no confirmados como tales más que con el tiempo. Diego Velázquez pretendía mostrar ante el monarca el máximo dominio absoluto de la Isla para hacer valer su condición de Adelantado, en aras de proseguir con su meta inmediata: la conquista del continente.

Situada al fondo de una estrecha y profunda bahía, próxima también al virreinato de la Española, Santiago de Cuba sería el asentamiento idóneo por su geografía para los inicios de la expansión allende el Caribe. El nombre otorgado a esta última población: el del combatiente de caballo blanco contra los moros y paradigma de la pelea frente a los herejes, ponía en evidencia los objetivos inmediatos:

Por devoción de V. A. pusimos nombre de Santiago a dicho Puerto por ser allí la casa de la contratación, creemos será el puerto principal y por esto deberá hacerse una fortaleza. Mándense venir maestros de La Española, y dos carretas con sus bueyes y doce negros y venga alguna artillería. También deberían venir todas Jarcias, clavazón, sebo, estopa, pez, y demás cosas para Navíos y casas.(10)

Coincidimos con la opinión del Dr. Francisco Prat Puig y de otros especialistas respecto a que Santiago de Cuba se estableció en la terraza baja del lado derecho de la bahía, y luego ocupó la terraza superior donde hoy se encuentra. Conservará, tal y como ha asegurado la Dra. Alicia García Santana la planta original con su plaza central, de un lado la iglesia catedral y enfrente el edificio del Gobierno y Cabildo, mientras en ambos lados se levantaban las viviendas de los vecinos notables de la ciudad.

Poco después de fundada, desde su bahía saldrían las primeras expediciones hacia el continente: la de Francisco Fernández de Córdoba, Juan de Grijalva, la de su alcalde Hernán Cortés designado al frente de una enorme expedición dispuesta para el domino del imperio azteca, la del propio Narváez en busca de Cortés y la de Hernando de Soto para la conquista de la Florida.

Las pretendidas villas se fueron definiendo al correr de aquellos primeros años cuya sobrevivencia refrendaría la acertada elección o no del lugar escogido. De manera que, en mi concepto, no hubo traslados, sino fundación de nuevos asentamientos que resultaron, a la postre, de mayor utilidad a la colonización y, por ende, villas. Mientras, las primeras desaparecían.

Ya antes de la muerte de Velázquez se padecía del deterioro de Santiago y del resto de las villas. Numerosas fueron las razones, la fundamental el éxodo conquistador y colonizador hacia las tierras continentales, además de la hostilidad constante de los aborígenes contra las poblaciones recién fundadas y los conflictos entre los encomenderos por el agotamiento de los yacimientos auríferos.

La Asunción no cambió de sitio, pero agonizaba. Transcurridos sus primeros años de fundada como ciudad, se habla de ella en los documentos con el término de villa. Abandonada por los primeros castellanos, quedó como pueblo en precario para algunos encomenderos que convivían con los llamados indios mansos y algunos negros esclavos. Sufría continuos ataques de los aborígenes acimarronados. En 1531 Guamá y un grupo de 60 asolaban el territorio. No era ni aún pequeña aldea con sólo 13 vecinos, indios de repartimiento hasta 212, cifra que incluía niños y mujeres, esclavos de Yucatán y Panuco e islas hasta 60 y 4 negros. Y en 1538 quemaron las casas e iglesia.(11)

San Salvador, a pesar de la deficiente descripción, permite suponer un lugar en las proximidades del golfo de Guacanayabo y una nueva población –pronto asumida como villa— surgiría en territorio más adentro hacia los años treinta del siglo XVI en razón directa del agotamiento de las minas de oro y el progresivo interés de sus vecinos por la ganadería. Al menos, así nos lo comenta Gonzalo de Guzmán, mientras Manuel de Rojas la juzgara el mejor sitio de la Isla.(12)

La Santísima Trinidad, parece ser la tercera en el orden de fundación y primera en 1514, se proyectó en la bahía de Jagua para finalmente establecerse en región próxima a la bahía de Casilda.

Hacia el mismo tiempo que Trinidad, era fundada la población de Puerto del Príncipe. En sitio aborigen, nutrido con castellanos y bajo los influjos, de Vasco Porcallo de Figueroa, de gran ascendencia por su crueldad y su poder en el territorio norcentral de la Fernandina. En un momento de 1533, los indios alzados atacaron el pueblo y quedó tan arrasada que se decidió una nueva instalación en zona más al interior.(13)

Sancti Spíritus sobrevivió en el sitio de fundación, pero con población muy reducida, tempranamente dedicada a la acción ganadera en hatos y corrales.(14) Luego de la expedición de Hernando de Soto, Trinidad parece haber quedado abandonada, Manuel de Rojas ni siquiera la menciona en su recorrido de 1534: “De Sancti Spiritus volví por tierra despoblada i trabajosa a visitar la Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, la cual halle reparada según la posibilidad de sus 19-20 vecinos. Vaya información del estado destas tres villas [la otra es San Salvador, O. P.]” Seis años después las agresiones de los indios y la inseguridad en el territorio insular permitían solo la comparecencia a Santiago de Cuba de los procuradores de la Asunción y San Salvador.(15)

Del temprano proceso de mestización en San Salvador de Bayamo, Sancti Spiritus y Santa María del Puerto Príncipe da cuenta el propio Manuel de Rojas cuando añade: “En todas tres había amancebados con sus propias naburias i otros con esclavas, hijas de España, i de naturales todos con tanta paz como si estuvieran a lei de bendición.”(16) Algunos años después el obispo Fray Diego Sarmiento dice al respecto: “Los indios se van acabando y no se multiplican, porque los españoles y mestizos por falta de mujeres se casan con indias, y el indio que puede haber una de 80 años lo tiene á buena ventura.”(17)

Bartolomé de las Casas se refiere a la fundación de una población en el occidente, al poniente de Puerto del Príncipe, en 1514, en la costa sur de la Isla. Es evidente que el sitio cercano al puerto de Carenas tuvo un papel significativo desde el propio año.

El último de los núcleos ocupacionales surgidos sería Santiago de Cuba, a mediados de 1515. Escogida como tenencia de gobierno –dependiente del virreinato— desde la fundación, se hizo efectiva su condición a partir de 1522 al trasladarse la catedral y reconocerse ciudad. Seis años después se comenzó a construir la catedral de cal y canto. Su decadencia se produjo por diversos motivos: la falta de mineral de oro, la merma del aborigen, la emigración de españoles e indios embarcados para las conquistas de América continental y las disputas por los restos de autoridad entre encomenderos y oficiales reales. Su economía dependía mayormente del trabajo de los africanos bozales en las minas del Cerro de Cardenillo.

Hay que agregar los incendios como el de 1535 donde se quemaron doce pares de casas, los terremotos y las agresiones sistemáticas del corso y la piratería porque no poseía un sistema defensivo que garantizara su protección. El 5 de abril de 1538 una nave francesa con setenta u ochenta personas intentó atacar la ciudad, fue impedido por el comerciante sevillano Diego Pérez.(18) Ese mismo año había 20 vecinos, 12 mercaderes;(19) la partida de Hernando de Soto para la Florida redujo aún más sus moradores. Se reitera entonces la solicitud de artillería y construcción de un baluarte en el muelle del puerto; tres años después se dice: “Hacemos un bastión en el muelle de tierra i rama que durara un año.”(20)

En 1540 había algunas casas de piedra en Santiago de Cuba, los vecinos de las villas hacían sus casas de guano y tabla de palmas por la falta de recursos: “Asi debe manejarse sean en la Cibdad en las Villas de tierra adentro es imposible hacerlas de teja, tablas ni piedras, pues no hai aparejo, ni posibilidad en los vecinos. Los vecinos que hai en la isla son muy pocos, i los mas procurándose ir a tierras nuevas […]”.(21)

San Cristóbal de La Habana en 1538 contaba 12 vecinos muy pobres; sin embargo, el establecimiento del Sistema de Flotas y Galeones y, la decisión de trasladar el gobierno desde Santiago de Cuba a mediados de ese siglo, para neutralizar la influencia de los restos de su oligarquía encomendera permitieron un crecimiento vertiginoso. Floreció y concentró un núcleo poblacional importante, mientras el resto de las villas y ciudades se debilitaban y sobrevivían apenas gracias al régimen de haciendas, a su autodefensa, al mestizaje de sus habitantes y al comercio de rescate. La cultura española se impuso, el aborigen ejerció una influencia decisiva en el sostenimiento para la reproducción de los colonizadores y el africano se integró, primero a la labor de minería en las encomiendas y después como dependientes a las labores agrícolas. La economía en hatos y corrales tuvo un lento pero sostenido desarrollo sancionado por las Ordenanzas de Cáceres en 1573-1574.

Al revisar la documentación en el Archivo General de Indias de finales del siglo XVI y comienzos del siguiente siglo puede apreciarse la abundante documentación relativa a San Cristóbal de la Habana o de la Sabana, mientras apenas si reconocemos algún que otro documento del resto de las villas.

El diseño de colonización inaugurado por Diego Velázquez en la Fernandina cambió rotundamente con el avance de la conquista, que él había iniciado, en el continente americano. El virreinato de la Española también dejó de tener significación para la Corona. Carlos V sancionaría progresivamente las transformaciones hasta que la Real Cédula de 1607 produjera el traslado oficial de poder y dividiera la isla en dos departamentos: el Oriental con capital en Santiago de Cuba y el Occidental en La Habana, esta última con autoridad sobre el primero en materia de gobierno y guerra. La efectividad de esta estructura para el poder metropolitano da cuenta su extensión por casi tres siglos.

Citas y Notas:

1.-Viña Joven, No. 54, mayo-agosto, Santiago de Cuba, 2015, pp. 4-9.
2.- Olga Portuondo: El Departamento Oriental en Documentos t. I (1510-1799), “Documento No. 1”, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2012, pp. 23-24.
3.-Ibidem, pp. 24-25. “Documento No. 2” y D. Jacobo de la Pezuela: Historia de la isla de Cuba, t. I, Carlos Bailly-Baillière, Madrid, 1868, pp. 83-84 y 87.
4.-Olga Portuondo: Ob. Cit., “Documento No. 2”, y “Documento No. 3”., pp. 35 y 26, respectivamente.
5.-D. Jacobo de la Pezuela: Historia de la isla de Cuba, t. I, pp. 80-81.
6.-Olga Portuondo: Ob. Cit., “Documento No. 3”, pp. 27-28.
7.-Ibídem.
8.-Olga Portuondo: Ob. Cit., “Documento No. 4”, pp. 28-30.
9.-Como Los Siete Pecados Capitales, Los Siete Sabios de Grecia, Las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, etc.
10.-Ibidem, p. 29.
11.- Ibídem, “Documento No. 9”, p. 33 y “Documento No. 19”, p. 46.
12.-Ibídem, “Documento No. 11”, p. 34 y “Documento No. 16”, p. 41.
13.-Ídem.
14.-Ídem.
15.- Ibídem, “Documento No. 22”, p. 49.
16.-Ibídem, “Documento No. 11”, p. 34
17.-Ibídem., “Documento No. 32”, p. 61.
18.-Ibídem, “Documento, No. 17”, p. 42.
19.-Ibidem.
20.- Ibídem, “Documento No. 26”, p. 54.
21.-Ibídem, “Documento, No. 23”, p. 51.

Olga Portuondo Zúñiga (Camagüey, 27 de mayo de 1944) Historiadora, ensayista y profesora universitaria. Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanísticas (2010). Catedrática de Historia e historiadora de la ciudad de Santiago de Cuba. Miembro de la UNEAC, la UNHIC y la Academia de la Historia de Cuba. Electa Miembro de Honor de la Academia de Ciencias de Cuba en el 2021.

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